Con el típico formato de golpe de estado instituido por la CIA, los militares y la oligarquía hondureña dieron un madrugonazo al poder constitucional violentando la voluntad del pueblo y pasando por encima de la constitución y todo el ordenamiento legal de ese país.
Los pueblos de América y el mundo han alzado su voz contra el terror de los sátrapas y se han lanzado a las calles a reclamar la restitución del orden democrático en el país Centroamericano.
Los mismos argumentos de los golpistas del 2002 en Venezuela son los utilizados hoy por las cúpulas leguleyas que trastocaron el orden hondureño. La patria de Morazán ha sido victima de la voracidad capitalista de los mismos que han sumido a ese país en la mas terrible miseria después de haberlo exprimido sus riquezas naturales y haber lanzado a sus ciudadanos a trabajar en condición de explotados e inmigrantes ilegales hacia los Estados Unidos de Norteamerica.
Los venezolanos hemos recibido la infausta noticia con estupor y rabia. Los revolucionarios se han lanzado a las calles en respaldo del Presidente Zelaya y de la embajada de Honduras en Caracas, han marchado por las calles hacia el palacio de Miraflores donde se realiza una concentración en apoyo a la democracia y a la restitución del orden democrático de ese país.
Los movimientos sociales, los partidos políticos, la organizaciones populares, los frentes de trabajadores venezolanos en respaldo del pueblo hondureño se han declarado en vigilia permanente ante la amenaza que significa este atropello para los pueblos latinoamericanos.
Como toda dictadura, los golpistas han silenciado las voces del pueblo acallando los medios de comunicación en todas sus formas e interrumpiendo el sistema de energía electrica en todo el territorio nacional.
El congreso nacional montó su circo entorno a una supuesta renuncia de Zelaya mientras los estados miembros de la OEA han rechazado el golpe de terror de los satrapas de Tegucigalpa. El pueblo hondureño permanece hasta este momento frente al palacio de gobierno resistiendo a la fuerza de los golpistas.
Como siempre, la iglesia catolica guarda silencio complice ante este bestial ataque a la institucionalidad del estado, lo que hace recordar aquellos tiempos de las dictaduras apoyadas desde el imperio para desgracia de estos paises convertidos en grandes haciendas de las compañías transnacionales.
Este acontecimiento, tiene que llamar la atención a los pueblos latinoamericanos, por que es un golpe también contra la integración de nuestros países. Es un golpe contra la liberación de los pueblos que han conquistados gobiernos progresistas y anti imperialistas a lo largo de los últimos años. Es un golpe contra el Alba, contra el Mercosur y contra el nuevo orden internacional implantado desde la gran patria americana.