ASUNTO DE PALABRAS.
Nada es casual en este encuentro bonito entre el amigo que no escogimos entre otros y el poeta que ha deambulado siempre por la piel de las palabras como buscando una excusa para decir sus vainas.
Se trata de un carajo con cara de obrero, con barba del tiempo midiéndole la distancia entre los ojos y las manos, de un buen hombre que no sabemos si es el amigo o el hermano, de alguien nacido del corazón de la tierra o de la tierra con rostro de barrio del oeste o del clásico Antímano donde se despejan las calles para ver pasar las borracheras de todas las tardes.
Es que Oscar Rodríguez es alguien mas que eso, es el tejido de su pelo blanquecino con la colita de chino Sanjuanero de cuando Caracas era unas carajita de 400 años, es que el amigo se confunde con el poeta y el poeta con esos niños que se le pegan a la razón como si fueran los hijos del Sol o los muchachos de Propatria de cuando Catia era un rincón de la ciudad donde Julio Jaramillo era el duende las madrugadas eternas de la capital de ebriedad.
Se trata del poeta que resucitó entre el silencio de los vivos y al tercer día se hizo hombre después de soportar el peso de una sociedad sin poesía y sin arboles azules que se poden por las tardes, con compadres sin ahijados y sin nada que ofrecerle a la vida.
Se trata de un hombre que escribe poesía para no quedarse callado de aburrimiento, para no dejar pasar el tiempo por la palma de sus manos arrugadas de rokolas sin discos de acetato y sin fragmentos inútiles de una cuarta república que se acabó como si hubiera sido un muro de Berlín cualquiera.
Se trata de la incertidumbre de quién nace sin dinero pero que nunca ha sido pobre, es que OSCAR RODRIGUEZ es el compañero de alguien que anda por la misma ruta del campesino que llegó a Caracas por primera vez, como si por primera vez alguien hubiera escrito poesía en versos infinitos, esas son las vainas del ingenio popular, que los hombres humildes nacen para ser importantes con solo ser poetas...he allí a Aquiles.
ASUNTO DE PALABRAS, es la barba de OSCAR RODRIGUEZ recorriendo las esquinas de la vida dándose tropezones para crecer con la noche y soltar sus personajes de palabra en palabra como si fueran las gotas de lluvia que alguna vez bajaran de sus nubes de papel para hacerse voz y persona de una sola vez.
Nada hay para decir que no sepan los amigos del poeta, los muchos amigos que le pueblan el color de sus textos, de sus palabras ebrias de imágenes escapadas de los personajes que recorren las paginas invisibles de sus asuntos, es que OSCAR es el pana que emerge de una madrugada de mucha luz con el cielo inundado de sueños sin el alcohol breve que prende a las palabras en ocasión de sus asuntos y de sus cosas de poeta.
Es que Oscar Rodriguez puede que no quepa en su propia voz, pero sabe mucho de las canciones ajenas que nunca a podido cantar en silencio porque la garganta se le hizo poesía en La Esquina del Callejón.
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