Primero fue Vietnam, no pudieron. Luego Irak, se apoderaron de su petróleo y lo dejaron en ruinas. Ahora le tocan el turno a Irán y Corea. Los dos primeros sobreviven a lo que fue una guerra convencional, un exterminio gringo contra los pueblos que no se conforman con ser el patio trasero del imperialismo. Los otros dos tienen Latente la misma excusa para sufrir también un exterminio, el derecho que tienen de formar parte del exclusivo grupo de países con poder nuclear, eso no se lo perdonan los países imperialistas encabezados por los verdugos gringos, quienes son los únicos que han hecho uso de su poder nuclear para asesinar y exterminar poblaciones enteras.
El estado norteamericano es un Estado Corporativo, es decir, es el gobierno en manos de las grandes corporaciones mundiales, dueñas de los grandes capitales que dominan el mundo desde el punto de vista económico con el predominio militar que les proporciona el pueblo norteamericano en su marco constitucional.
Ninguna guerra de las tantas que existen alrededor del mundo les es ajena a estas corporaciones, ningún gobierno les resulta indiferente a los grandes capitales, ya que son ellos los dueños de las voluntades políticas de la mayoría de los partidos y dirigentes títeres al servicio del aparato de apoyo del imperialismo en sus círculos de poder.
De manera que la guerra de Vietnam, Irak, Afganistán y otras no son el producto de la guerra contra el terrorismo, por el contrario, han sido guerras terroristas de carácter económicos para el predominio hegemónico de los imperialistas en su afán por controlar los medios de producción de energía en todas sus formas, para garantizarse un abastecimientos de productos energéticos que existen en cualquier parte del mundo, especialmente el petróleo del Medio oriente, en suelos de países musulmanes y la biodiversidad amazónica y las fuentes hídricas de las cuencas suramericanas.
Toda guerra significa de alguna manera la perdida de la cultura del país invadido, además de la destrucción de su infraestructura física, ya que ese es un costo aparte que los imperialistas le cargan a la enorme deuda que contrae ese país con los invasores, es decir, los países invadidos tienen que correr con el costo de la invasión.
Las guerras modernas son tan criminales, que no existe excusa alguna que justifique el terrible ensañamiento que realizan las fuerzas militares contra los civiles. Son tan crueles los ataque militares contra las poblaciones civiles que su mejor ejemplo fue el exterminio casi total de la población de Faluya en Irak y lo que hicieron y siguen haciendo los judíos con la franja de Gaza, sin contar con los ataques alevosos de la OTAN contra las aldeas y poblaciones de Afganistán.
Son tan desproporcionadas las guerras de última generación, que se pueden comparar con una pelea de un ratón contra un tigre, de un niño contra un pelotón de soldados armados o sencillamente de un triki traki contra una bomba atómica.
Esto nos indica claramente, que esas guerras son eventos artíllales sostenidas por la empresas transnacionales para justificar sus crímenes en nombre de una democracia en la cual ellos mismos no creen.
En otras palabras, lo que ocurre con Corea del norte, no es más que una maniobra de los gringos para justificar una intervención militar y criminal contra el pueblo asiático con la complacencia de la OTAN y los leguleyos que los apoyan en todas partes del mundo, sin importarles el costo en vidas de ese nuevo escenario bélico que solo beneficia a la gran industria militar norteamericana.
Los coreanos le infligieron ya una derrota militar a los EEUU que éstos no le han perdonado nunca y pretenden cobrársela a como dé lugar, alborotando a los coreanos del sur con un nacionalismo artificial con la pretensión de darle inicio a una guerra de impredecibles consecuencias para estos dos pueblos hermanados por una misma raza y por un único sentido nacional.
De manera que estamos ante otro evento provocado por los Estados Unidos y desde los Estados Unidos como parte de la globalización de los movimientos bélicos que se generan desde las transnacionales para vender armas y someter pueblos bajo las condiciones infames del colonialismo.
Correa del Norte está siendo provocada por Corea del Sur, bajo los intereses transnacionales de los Gringos, bajo el poder hegemónico de las grandes corporaciones con la complicidad de sus leguleyos nacionales de la Corea colonizada desde las bases militares donde habitan los 30.000 soldados invasores que forman el virreinato del crimen en el Mar Amarillo.
En otras palabras, estamos frente a un escenario de mucho riesgo que la diplomacia norteamericana asume como si ellos fueran las víctimas y los norcoreanos fueran los agresores. Como si los malos fueran los agredidos y los buenos fueran los que tienen esta tirantez psicológica que tiene a la opinión pública mundial, engañada por la preeminencia de los medios de comunicación que se encargan del juego sucio de la noticia a favor.