La Cámara de La Construcción y todas las empresas inmobiliarias tienen sus barbas en remojo. No pueden huir hacia ningún lado, el peso de la estafa generalizada es tan grande, que no hay manera de evadir las responsabilidades directas o indirectas, que cada una de ellas tiene con hechos delictivos denunciados por esa gran cantidad de víctimas que durante muchos años estuvieron dándole sus dineros a estos mafiosos inescrupulosos que han vivido a costillas del mal ajeno.
No nos cabe la menor duda que una gran mayoría de esas empresas contaron en el pasado con el apoyo irrestricto de jueces complacientes que casi siempre formaron su sociedad de cómplices al lado de funcionarios municipales y de ambiente involucrados en el otorgamiento de permisos forjados en las medianoches entre tragos y gallos haciendo de los sueños del prójimo el gran negocio de las nuevas oligarquías salidas de la estafa inmobiliaria.
Las víctimas, necesariamente los que mas poder adquisitivo tienen, la clase media. Esa clase comprometida con su trabajo, que ha creído en la oferta de lo privado como parte de su cultura del consumo y de las formas diversas como el capitalismo le han vendido un mundo mágico que solo existe en las formulas mayameras de quienes encuentran en ese hombre y en esa mujer, profesionales a la medida de sus perversas formas de hacerse del dinero ajeno.
Las grandes ganancias generadas por estas empresas, las ha llevado a observar el jugoso negocio desde la perspectiva de las grandes corporaciones y entonces ofertan mas allá de sus posibilidades reales y emprenden proyectos monumentales con la propaganda engañosa a la que le es de fácil consumo a esa clase media esclavizada de oportunidades y explotada con la publicidad visual típica de las sociedades de consumo.
Allí está el problema, toda una infraestructura delictiva donde casi todos los factores de la complicidad están vinculados con el poder, no hay delito masivo, si no está respaldado por los clásicos factores de poder, los jueces, la iglesia, el municipio, el ambiente, etc. Ese es el camino que les permite la impunidad desde todos los ángulos de la acción legal, esa es la razón que los ha hecho sentirse fuertes mas allá de la ley.
mismas 30 monedas que la biblia nos dice de los traidores.
Son tan peligrosas las actuaciones de estas mafias inmobiliarias, que no debemos olvidar que la crisis financiera en Los estados Unidos, revienta con una crisis inmobiliaria donde la gente perdió no solo la vivienda, también el concepto de hogar, ya que al quedar en la calle, la familia se dispersa y cada quién toma el rumbo que el azar les indica.
La presencia de la banca en las transacciones inmobiliarias, juega un papel fundamental, ya que ellas son las que van a respaldar la acción financiera tanto de las empresas inmobiliarias como de las víctimas del gran fraude, es decir, son las operadoras del gran negocio.
De manera que estamos en presencia de una estafa colectiva, que la derecha hipócrita defiende incondicionalmente de la mano de políticos, al estilo Henri Ramos Allup quién se atrevió a descalificar a los estafados profiriendo injurias anodinas parecidas a todas las perversiones que él cometía cuando estaba en el poder.
Por otro lado, el gran aliado de los estafadores, es lo mediático. Son los medios quienes disfrazan el delito. Son los medios quienes le mienten a la gente y hacen creíble la oferta de lo subjetivo. Son ellos quienes manejan los espacios donde se crean esos sueños que la gente tiene de su hogar. De su futuro hogar donde crecen las esperanzas del ser humano por su familia, de esa misma familia que hoy anda de un lado para otro denunciando la maldad de las empresas inmobiliarias y de sus cómplices esta sociedad de sinvergüenzas nacidos como una nueva generación de oligarcas surgidos del corazón de lo mas salvaje del capitalismo depredador.
Solo el Socialismo les puede devolver no solo la vivienda, también la esperanza en un mundo donde la familia debe ser el centro de lo humano y la mas importante célula de la nueva sociedad de nuestro futuro mas inmediato, donde la vivienda será la primera premisa de la patria socialista.
Ahora, lo importante es que estos sinvergüenzas paguen por lo que hicieron y la justicia impere por sobre la impunidad de los que mas tienen, no habrá socialismo si no hay justicia social.
No nos cabe la menor duda que una gran mayoría de esas empresas contaron en el pasado con el apoyo irrestricto de jueces complacientes que casi siempre formaron su sociedad de cómplices al lado de funcionarios municipales y de ambiente involucrados en el otorgamiento de permisos forjados en las medianoches entre tragos y gallos haciendo de los sueños del prójimo el gran negocio de las nuevas oligarquías salidas de la estafa inmobiliaria.
Las víctimas, necesariamente los que mas poder adquisitivo tienen, la clase media. Esa clase comprometida con su trabajo, que ha creído en la oferta de lo privado como parte de su cultura del consumo y de las formas diversas como el capitalismo le han vendido un mundo mágico que solo existe en las formulas mayameras de quienes encuentran en ese hombre y en esa mujer, profesionales a la medida de sus perversas formas de hacerse del dinero ajeno.
Las grandes ganancias generadas por estas empresas, las ha llevado a observar el jugoso negocio desde la perspectiva de las grandes corporaciones y entonces ofertan mas allá de sus posibilidades reales y emprenden proyectos monumentales con la propaganda engañosa a la que le es de fácil consumo a esa clase media esclavizada de oportunidades y explotada con la publicidad visual típica de las sociedades de consumo.
Allí está el problema, toda una infraestructura delictiva donde casi todos los factores de la complicidad están vinculados con el poder, no hay delito masivo, si no está respaldado por los clásicos factores de poder, los jueces, la iglesia, el municipio, el ambiente, etc. Ese es el camino que les permite la impunidad desde todos los ángulos de la acción legal, esa es la razón que los ha hecho sentirse fuertes mas allá de la ley.
Pero, hay otro elemento cómplice que que generalmente está detrás de bastidores, los políticos. Esos agentes democráticos que fecundan todos los tipos de corrupción en nombre del orden establecido desde la cuarta república hasta la presente donde también han logrado corromper a funcionarios mediocres que se dejan vencer por las
De manera que estamos en presencia de una estafa colectiva, que la derecha hipócrita defiende incondicionalmente de la mano de políticos, al estilo Henri Ramos Allup quién se atrevió a descalificar a los estafados profiriendo injurias anodinas parecidas a todas las perversiones que él cometía cuando estaba en el poder.
Por otro lado, el gran aliado de los estafadores, es lo mediático. Son los medios quienes disfrazan el delito. Son los medios quienes le mienten a la gente y hacen creíble la oferta de lo subjetivo. Son ellos quienes manejan los espacios donde se crean esos sueños que la gente tiene de su hogar. De su futuro hogar donde crecen las esperanzas del ser humano por su familia, de esa misma familia que hoy anda de un lado para otro denunciando la maldad de las empresas inmobiliarias y de sus cómplices esta sociedad de sinvergüenzas nacidos como una nueva generación de oligarcas surgidos del corazón de lo mas salvaje del capitalismo depredador.
Solo el Socialismo les puede devolver no solo la vivienda, también la esperanza en un mundo donde la familia debe ser el centro de lo humano y la mas importante célula de la nueva sociedad de nuestro futuro mas inmediato, donde la vivienda será la primera premisa de la patria socialista.
Ahora, lo importante es que estos sinvergüenzas paguen por lo que hicieron y la justicia impere por sobre la impunidad de los que mas tienen, no habrá socialismo si no hay justicia social.
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