En tiempos de revolución, los cambios son el camino hacia la profundización del proceso. El PSUV es la más grande excusa para que se genere un nuevo liderazgo en las filas revolucionarias. El pueblo se registro en el nuevo partido con la esperanza de construir una alternativa que lo conduzca hacia el socialismo del siglo XXI. No será suficiente con la reforma de la Constitución, ni con la madures política de las comunidades, sino emerge desde el contexto del PSUV un hombre y una mujer nuevos que sean capaces de conducir esta revolución hacia su fin último, EL SOCIALISMO.
Es urgente que el debate dentro del PSUV se oriente hacia un proceso autocritico que permita a todos protagonizar la orientación política y de organización que se requiere para aclarar el panorama de liderazgo dentro del nuevo partido. Caras Nuevas ha sido el lema de un amplio sector de los aspirantes a militantes que han asistido a las primeras asambleas cuyo saldo inicial ha producido alguna visión de la crisis que se le avecina al PSUV si no es capaz de revisar durante estas jornadas las relaciones de liderazgo que claman por un espacio donde una nueva generación de líderes asuman la dirección de la acción revolucionaria.
Las generaciones emergentes han comenzado a dar pasos importantes en la estructuración de un una nueva orientación ideológica. La construcción del partido significa que el nuevo hombre y la nueva mujer revolucionarios deben ser fundamentalmente creadores y creadoras de un modelo de país que se encuentre con un socialismo que se les parezca.
Los jóvenes no pueden ser una generación más. La juventud no es solamente la vanguardia de la revolución, debe ser el corazón de la revolución. El liderazgo del PSUV no se puede determinar por la juventud cronológica porque la revolución es un proceso participativo y protagónico donde todos los factores deben tener cabida. De manera que el nuevo liderazgo no se debe fundar en la edad, sino en las potencialidades del nuevo militante, un militante que no solamente nació con la rebelión militar del 92. El nuevo militante comenzó a dar sus pasos con la rebelión popular del 27 de Febrero del 87, desde entonces el proceso ha crecido y con él han crecido los nuevos líderes que se han venido formando al calor de las luchas.
Caras Nuevas no debe ser la sustitución de unos por otros, debe ser el avance de una generación de luchadores y luchadoras que renueven esta primera etapa del PSUV. Es hora de construir un partido del pueblo y para el pueblo, es el momento que ese mismo pueblo asuma las riendas de su propio destino, es la hora de los mejores. El reto es inventar o errar.
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