domingo, 19 de agosto de 2007

LA REVOLUCION Y LAS INSTITUCIONES PUBLICAS


En un proceso revolucionario la acción de las políticas públicas deben estar acompañadas de una praxis que le permita desarrollar sus objetivos en el más corto plazo posible y con un impacto social de largo alcance. Esto ocurre cuando los equipos de dirección tienen claro la orientación política que le deben dar a su gestión. Dentro de este contexto los cambios juegan un papel fundamental que permiten avanzar hacia metas posibles y exitosas.

Por lo general los funcionarios evitan meterse en una empresa de cambios en el ámbito de sus funciones ya que para ellos es más importante cuidar el cargo que tocar los intereses creados en su entorno laboral. Esto ocurre en pleno proceso revolucionario donde la administración pública marcha al ritmo que le imponen los viejos factores que han convivido con la corrupción.

En el gobierno se mantienen vivos los viejos vicios de la administración pública. Nada se ha podido hacer para que las cosas cambien, o mejor dicho, muy poco se ha podido hacer para que esto cambie. Una gran mayoría de los funcionarios publico se han dejado llevar por esos viejos vicios de improductividad laboral donde los bonos y los Cestas tickets se han convertido en las excusas más comunes para ausentarse de los puestos de trabajo, amén de otras patrañas que han usado para justificar su poca eficiencia dentro de su jornada de labores.

Para muchos esto se debe a patrones culturales de vieja data, es posible, pero en estos tiempos de cambios no podemos justificar que un trabajador se ausente todo un día de trabajo con la excusa de cobrar el Cesta tickets. La enorme carga económica que eso significa es de tal dimensión que es bien difícil cuantificar las pérdidas que estos hechos le ocasionan al estado. De manera que el viejo modelo sobre el que está montada la administración pública debe ser atacado por medio de la reformas de las leyes que la sustentan.

Es urgente producir los cambios necesarios para que se depure la administración pública. Es urgente adecuar las leyes para que el estado se ponga a la altura del proceso revolucionario. Es urgente que el 2do Motor Constituyente acelere los procesos necesarios que permitan los cambios fundamentales que se requieren.

Son pocas las instituciones que escapan a este problema y el peligro más inquietante es que esto estimula la corrupción clásica y acelera nuevas formas de corrupción que hacen más difícil la eficiencia de las instituciones públicas.

En estos tiempos de reformas, los políticos deben pensar en la deuda que tienen con el pueblo en materia de administración pública, ya que es el ciudadano común el que carga con las consecuencias del funcionamiento de las instituciones públicas. Los cambios deben tener como fin último, diseñar una nueva relación entre la ley y el funcionamiento de las instituciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Camaradas, estoy de acuerdo con ustedes cuando plasman su gran angustia por el funcionamiento de las instituciones pero considero que el cambio esta en su rumbo correcto.De nosotros depende porque cada esfuerzo que hagamos por cambiar esa situación influirá en la transformación de la cultura neoligarca existente actualmente.

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