Desde el robo de las pinturas francesas en los años sesenta, hasta el montaje de Electra de Esquilo en plena plaza por el desaparecido Alberto de Paz y Mateos, pasando por la exposición rebelde del Zapato Roto aquél grupo de pintores inconformes que se levantaron contra los vientos elitescos del INCIBA y contra el imperio cultural del Ateneo de Caracas y de la bien manoseada república del este donde Pedro León zapata era el virrey vitalicio
La plaza nunca ha dejado de tener ese movimiento humano y dominguero donde los artesanos son hoy los protagonistas de ese magnifico circulo de creatividad y de atractivos que significa ese centro donde la cultura se encuentra con el ser humano para exaltar sus valores.
El teatro de calle se expresa a través de los payasos y los maromeros. Alrededor de la nueva fuente se levanta una masa de jóvenes en busca del éxito deseado y de ese futuro que en cualquier momento los hará levantar el vuelo tras lo divino y lo profano.
Esa evasión los llevó al encuentro mágico de las gracias de unos payasos con acentos argentinos unos y maracuchos los otros, se trata entonces de la Babel caraqueña donde los padres terminaron el día siendo martillados por los sombreros graciosos de sus míticos payasos.
En un domingo de sorpresas, nada puede extrañarnos que ocurra en el Boulevar de Sabana Grande. Como cosa rara, el regalo para los padres fue un imprevisto sangueo de San Juán que desfilaba por pleno boulevar sin importar que aun faltan varios días para la celebración del santo negro.
Para todos aquellos consecuentes asistentes al boulevar los fines de semana, este pequeño regalo tiene que ver con las sorpresas que los elementos culturales espontáneos le dan al pueblo, en vez de ser el ministerio del poder popular para la cultura quien nos alimente el sentido de pertenencia cultural con una programación bien definida que nos permita estar cada vez mas cerca tanto de nuestra identidad cultural como la verdadera política que tiene el estado a la orden del pueblo, es decir el gobierno es el gran ausente del boulevar y el sol y los espontáneos de la cultura reinarán donde falte la presencia sistemática de quién tiene la obligación de sembrar el petroleo.
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