Inés Gabriela Vivas es una joven profesional encargada de la dirección de un pequeño espacio donde ser niño es un hermoso privilegio que va mas allá de cualquier descripción semántica, es un pequeño lugar que sirve de excusa para encontrarse el amor y la ternura en defensa de unos pequeños que hacen de ese lugar un mundo al alcance de todos.
Inés es una joven madre de todos, es la consecuencia de un exceso de amor por todos y a su vez es la hija temporal del sueño ajeno que nace de la frescura de un paisaje insertado en los ojos hermosos de esas 36 personas que cuidan a esas breves reinas y reyes de todos los colores que habitan su corazón.
BAMBI es ese lugar del que hablamos. Se trata de un hogar donde todos sus habitantes pertenecen a un reino maravilloso donde las cosas tienen nombre de niños, donde cada quién respira el amor del otro, donde la risa es el saludo magico que tienen como respuesta esos diminutos seres que encantan la vida y hacen brillar la noche con todos los colores de la esperanza.
Hogar BAMBI es un refugio donde Ines es un hada prestada para maravillar cada cabecita que toca la ternura de sus afectos, con ella recorrimos cada palabra surgida de una realidad que no queremos mencionar ahora, porque no tenemos tiempo para ponernos serios, porque no disponemos de momentos dificiles para contagiarnos de amor.
Esta casa encantada es habitada por unos niños que conocemos desde siempre, por una pequeña familia de saltarines de todos los tamaños cuyas edades son la poesía que el tiempo nos recita desde cada mañana donde amanecen sus tremenduras.
Ines nos llevó por cada rincón donde no hay ratones ni duendes buscadores de tesoros, solo había camitas del tamaño del mundo y zapaticos reposando la paz de una tarde anaranjada donde Urbina, Jesús, Jorge, Ernesto, e Inés eran los gigantes de plastilina de cada cosa que se inventaban los que aún no llegaban de su viaje hermoso por ese lindo mediodía.
Descubrimos mas cosas, Ines nos contó muchas otras, apenas si tuvimos tiempo para abordar esa alfombra mágica que era el parquesito de papel donde no habían niños a esa hora, pero que tenía el aroma de lo mas menudo del corazón del SOL.
Conocimos a muchas personas mas. Nos miraban recorrer los pasillos de chocolate de cada pensamiento de Ines y las horas se nos agotaron hasta que la tarde entró por la puerta de la casa y nos despedimos hasta el próximo apretón de amor que nos dimos despues de hoy. Gracias INES por ser tan linda.
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