LA OPOSICIÓN NO VIVE DE ILUSIONES, PERO VIVE ILUSIONADA
Finalmente ya las cartas están echadas. Para bien o para mal el mapa político venezolano sufrió los cambios que el pueblo decidió que ocurrieran. Pocos fueron los cambios, pero de mucha trascendencia. La revolución lució como la gran ganadora de esta contienda electoral, no cabe la menor duda, sin embargo es mucha la tela que hay que cortar a partir de este momento y mucha la autocritica que también está sobre la mesa.
No nos gustaría hablar del terreno ganado por los candidatos revolucionarios porque no cabe duda del éxito. 17 gobernaciones y el 80% de las alcaldías dicen mucho del fortalecimiento de la revolución Bolivariana a lo largo de la geografía nacional, sin embargo, creemos que no es suficiente conformarse con una victoria que sobrepasa los 5 millones y medios de votos, sin tomar en cuenta que la oposición, a pesar de no haber obtenido una gran victoria, ganó un insospechable espacio geopolítico al lograr un triunfo en cinco estados estratégicos cuyas particularidades económicas y sociales le va a permitir manejar un buen capital político de mucha importancia.
Táchira, Zulia, Carabobo, Miranda, Nueva Esparta y La Alcaldía Metropolitana le dan otro rostro al espectro político nacional sumando nuevos elementos contradictorios en la contienda cotidiana entre el gobierno y la oposición. Contradicciones estas que vale la pena analizar al calor de los resultados electorales.
Es cierto que el proceso revolucionario logró avanzar en lo cuantitativo, el país continuó pintado de rojo rojito, pero, seguimos fallando en lo ideológico. Pareciera que las organizaciones creadas desde el gobierno para fortalecer al poder popular no han cumplido con los lineamientos establecidos para esos fines.
Sucre se pierde inexplicablemente ante un adversario que no tenía nada que buscar electoralmente en ese espacio. ARISTOBULO, con una excelente campaña electoral y con toda la experiencia capitalizada a lo largo de una gestión pública, pierde con un candidato respaldado por la oligarquía tradicional que siempre estuvo tras el poder durante la cuarta república.
Esto es indicativo de que algo ha venido fallando en el proceso de profundización de la revolución Bolivariana. Nosotros creemos que los barrios caraqueños no sintieron el impacto social de la gestión del gobierno. Creemos que el hombre y la mujer del pueblo no se sintieron expresados en la obra de gobierno del Alcalde Barreto. Creemos que las poblaciones Mirandinas no se vieron reflejadas en la acción del gobierno regional incluyendo también los gobiernos municipales.
Estos pequeños ejemplos no son una muestra arbitraria de lo que decimos, son el resultado de una contienda electoral que dejó un saldo reflexivo que hay que abordar. No podemos hacer lo que hicimos en Diciembre que metimos la cabeza debajo de la tierra para no propiciar una discusión que aclarara las causas de la pérdida de la reforma. Esta vez estamos cantando victoria por lo ganado, pero nos estamos olvidando que nada justifica la pérdida de unos estados estratégicamente importante para la estabilidad del gobierno como lo es Miranda, Zulia, Táchira, Carabobo, Nueva Esparta y La Alcaldía Metropolitana.
Entonces es necesario analizar la pasada contienda electoral desde lo que perdimos, porque lo ganado no tiene discusión. La oposición está bien clara en lo que quiere, por eso no vive de ilusiones. Tienen estratégicamente claro que lo ganado es importante para crear cualquier clima de intranquilidad en el país y eso es lo importante. No podemos olvidar que los lineamientos que siguen los partidos políticos oposicionistas no nacen de las necesidades del país, son parte de las políticas generadas desde el imperio para ser aplicadas en coyunturas como las que se producen en un evento como la campaña electoral venezolana.
Los analistas políticos que respaldan al proceso han sostenido diferentes posturas con respecto a la perdida de estos espacios electorales, algunos han visto con preocupación que dos estados fronterizos sean parte del nuevo orden territorial que maneja la oposición. Lo mismo ocurre con Carabobo como un baluarte industrial del centro del país y cuna de la Cosiata paecista.
Es innegable que nos golpea haber dejado al Distrito Sucre en manos de una derecha revanchista y paramilitar que nos puede crear los más variados conflictos en un territorio donde hacen vida más de 2000 barrios. Donde tenemos antecedentes de la existencia de elementos que perturban la paz de esas comunidades como parte de los planes de la oposición para crear situaciones que adversen la popularidad del gobierno. No podemos dejar pasar por alto esta discusión.
La Alcaldía Metropolitana tiene otra lectura. Nos parece que el gobierno Metropolitano estuvo un tanto ausente de la campaña electoral, haciendo aparecer al candidato sin el respaldo necesario que lo impulsara desde los más elementales espacios de la institución.
Son muchos los cabos sueltos. La prensa burguesa alardea de la derrota de Chávez. Se ufanan de una victoria mediatizada que la quieren convertir en una derrota de los socialistas, pero Chávez les frenó los ímpetus de la gran mentira haciendo una rueda de prensa con periodistas internacionales donde fustigó a CNN y desmontó una gran parte de la mediática opositora con la presentación de una bien organizada lectura matemática de los resultados del pasado domingo.
Pero la preocupación por los espacios ganados tiene mucho que ver con todo un plan perfectamente enmarcado dentro del espíritu golpista de una oposición que no ha aprendido mucho de sus errores y que no nos extrañaría que volviera por la misma línea del 2002 donde se llegó a creer inmaculada.
Los gobernadores electos por la oposición son singularmente elementos salidos todos de las viejas estructuras de AD y COPEI. Son los mismos que participaron activamente en el Golpe y El Paro Petrolero del 2002, es decir, no ha habido el tan cacareado cambio que pregonaron durante tres meses de campaña.
El candidato que representaba a los estudiantes burgueses que hicieron bastante bulla durante su corta pero escandalosa participación en los bochinches públicos que protagonizaron hace poco, nos demostró que las ilusiones no son suficiente argumento para convencer al pueblo de sus dudosas intenciones por eso fueron rechazados por la voluntad popular.
De esta forma vemos los resultados políticos de un evento que comenzó con la Reforma y concluirá cuando seamos capaces de crear espacios de discusión que nos permitan corregir los errores que se cometieron durante dos procesos eleccionarios que visibilizaron fallas tremendas en la concepción de una práctica revolucionaria que no llega a la gente.
La Revolución Bolivariana acaba de demostrar su fortaleza al alcanzar una victoria contundente desde el punto de vista cuantitativo, pero que ha dejado muchas lagunas en el campo de la acción ideológica tanto del PSUV como de las organizaciones sociales que respaldan la gestión del gobierno.
No basta con cantar victoria, el camino hacia el socialismo se debe transitar como una práctica donde la participación de las mayorías sea el contenido fundamental de este proyecto de país que estamos construyendo.
Por lo tanto la oposición demostrando su vocación antidemocrática puede vivir el encanto de las ilusiones al creer que esas gobernaciones le van a servir como un puente para desarrollar sus planes separatistas. Es necesario entonces no cantar victoria, hay que organizar al pueblo entorno a una nueva etapa de la revolución donde la ingenuidad tiene que ser cosa del pasado. Somos la mayoría indiscutible del futuro, Somos la patria.