Nacida en el Oriente del país y con el tradicional acento de mujer curtida en todas las batallas necesarias para triunfar, Judith Blanco desafía a la adversidad desde un campo infinito de luchas que la lleva a radicarse desde hace 27 años en el populoso sector de Plan de Manzano de la parroquia Sucre, donde ha forjado este presente revolucionario desde mucho antes de la insurrección del presidente Chavez el 4 de Febrero del 92.
Esta mujer ha sido atropellada por los cuerpos de seguridad del estado de la vieja república junto a sus vecinos de siempre, por haber ocupado pacíficamente una porción de la falda del cerro El Avila del lado de la carretera Vieja de la Guaira desde donde se les han enfrentado para resguardar la vivienda que con tanto sacrificio han construido, así ha formado su familia, entre pelea y pelea, entre golpes y sinsabores, pero fundamentalmente impulsada por la fuerza que produce tener seis hijos en la soledad de la mujer que le hace frente a la vida corriendo todas sus consecuencias.
Seis hijos, no importa mucho si es divorciada o soltera, solo se le reconoce como la típica venezolana que construyó su familia al mismo ritmo que le crecía su conciencia social. Otra mujer mas de infinito paisaje social, otra frase mas de esa poesía popular que las madres se inventan para justificar su paso apresurado por la vida.
Mujer nuestra, así como nuestras son las esperanzas de todos los que ayer fuimos excluidos de la espumeante riqueza petrolera que solo le llegó a las clases dominantes de la cuarta república. Mujer de temple y de espíritu rebelde que solo lo produce la inconformidad y la injusticia social.
Con la llegada de la revolución, le cambió la vida, comenzaron a hacerse realidad sus sueños, los hijos marchan ahora por una vida que es cada vez mas próxima a la realidad que nos construimos desde este proceso de transformación que protagoniza el pueblo llano.
Ella, Yudith es ahora una estudiante del segundo semestre de estudios jurídicos de La Misión Sucre y una revolucionaria que cada día se crece mas al lado de ese millón de mujeres que hoy están en las trincheras de la Revolución Bolivariana.
Seis hijos, no importa mucho si es divorciada o soltera, solo se le reconoce como la típica venezolana que construyó su familia al mismo ritmo que le crecía su conciencia social. Otra mujer mas de infinito paisaje social, otra frase mas de esa poesía popular que las madres se inventan para justificar su paso apresurado por la vida.
Mujer nuestra, así como nuestras son las esperanzas de todos los que ayer fuimos excluidos de la espumeante riqueza petrolera que solo le llegó a las clases dominantes de la cuarta república. Mujer de temple y de espíritu rebelde que solo lo produce la inconformidad y la injusticia social.
Con la llegada de la revolución, le cambió la vida, comenzaron a hacerse realidad sus sueños, los hijos marchan ahora por una vida que es cada vez mas próxima a la realidad que nos construimos desde este proceso de transformación que protagoniza el pueblo llano.
Ella, Yudith es ahora una estudiante del segundo semestre de estudios jurídicos de La Misión Sucre y una revolucionaria que cada día se crece mas al lado de ese millón de mujeres que hoy están en las trincheras de la Revolución Bolivariana.
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