domingo, 27 de enero de 2008

ANALISIS EN RED

¡CUIDADO, VIENEN LOS MOTORIZADOS!
Caracas es una ciudad muy particular, así sus problemas se parezcan a los de otras grandes ciudades del mundo. Hasta hace poco los buhoneros eran uno de esos grandes problemas, es decir, es uno de esos grandes problemas. Los chóferes del transporte público de pasajeros o camioneteros, son otro de los grandes problemas urbanos de la ciudad y por si fuera poco los motorizados siguen siendo los mas destacados entre esa gran problemática citadina llamada anarquía.


Los camioneteros tienen la particularidad no solo de tratar mal a los pasajeros, sino también de crear el caos en las calles y avenidas por insistir en detenerse a dejar pasajeros donde a ellos les da su real ganas. A eso nos tienen acostumbrados y es parte de nuestra cotidianidad. Pero muy a pesar del mal estado en que se encuentran una buena parte de las unidades de transporte, hay también que agregar toda esa gama de infracciones que ellos cometen y que afectan al común de los ciudadanos entre ellas el exceso de velocidad.

LOS MOTORIZADOS son un gremio que han sido satanizados en todos los tiempos. No ha habido un gobierno donde no se haya descalificado a esos trabajadores. En algunos casos la ciudadanía ha tenido una predisposición colectiva en contra de ellos, es posible que en algunos casos sean acusaciones injustas o no, pero lo cierto es que el crecimiento de este gremio ha traído como consecuencia el agravamiento de la anarquía en las vías públicas como consecuencia de la falta de conciencia en ellos como ciudadanos.


Las motos, son el medio de transporte a quién mas le teme el peatón. Cuando no andan sobre las aceras, entonces lo hacen en contrasentido por las calles o avenidas. Esta situación somete al ciudadano de a pié que anda desprevenido sin contar que la violación de las reglas son parte de la cultura de estos conductores de vehículos en dos ruedas.

No conforme con esto, también el conductor normal que deambula por las vías de barrios y urbanizaciones, corre el riesgo de tropezarse con los indómitos motorizados que no solo violan la ley de transito, sino que además se ponen agresivos a la hora de reclamar sus propias infracciones. No hay autoridad que haga respetar la ley y no hay ser humano que se haga respetar por estos señores.


Alguien dirá -" pero no son todos"- Es cierto, ¿ pero como hacemos para diferenciar a los infractores de los demás? ¿como hacemos para identificar a los delincuentes de los que no lo son? ¿ como hacemos para defendernos de los agresivos?.

La anarquía se ha adueñado de la ciudad y el ciudadano común se siente desprotegido ante tanta impunidad. Ver a un motorizado cerca de nosotros nos infunde temor y no tenemos tiempo para averiguar si se trata de un trabajador o de un atracador que usa el medio para delinquir.


Sabemos de muchos trabajadores que dependen de este vehículo para ganarse la vida, sabemos de la importancia que significa este medio para el desenvolvimiento de las actividades diarias de las empresas e instituciones del estado, pero es urgente poner orden en las calles caraqueñas, el ciudadano no soporta mas el estado de anarquía que reina en la ciudad.


Es tan grave la situación, que los encargados de mantener el orden público, son los primeros que crean el desorden y las violaciones de la ley. Tanto las policías estatales, municipales y toda clase de funcionarios públicos están en las listas que encabezan los infractores. Lo mas importante es que a esta problemática no le faltan sus ingredientes sociales. Las motos de alta cilindradas no son objetos nunca de ninguna sanción, a pesar de que sus faltas mas frecuentes son el exceso de velocidad y los ruidos molestos que salen de sus poderosos motores.

La policía metropolitana junto con la guardias nacional y los funcionarios de civil de otras policías se confunden con el tropel de infractores que pululan por la ciudad. No hay manera que se comporten como ciudadanos de primera, siendo la falta del casco una particularidad en casi todos los motorizados.

El hampa es la dueña de algunos sectores de la ciudad y no hay forma de que se imponga la ley donde reina el delito que se comete con este medio. El temor se impone en las barriadas y urbanizaciones populares sin que las autoridades se enteren.


Los operativos que realizan las autoridades de transito en las avenidas caraqueñas para controlar a los motorizados no tienen efecto ya que las otras policías no participan en ellos para meter por el carril a los agentes policiales que violan la ley.

A esto se suma la imperante necesidad de darle legalidad y reglamentar a LOS MOTO TAXISTAS, nueva modalidad de trabajo que comienza a ocupar anarquicamente las esquinas de Caracas sin el debido control de las autoridades.

No puede haber revolución sin que el orden y la ley imperen desde el corazón de la ciudadanía. Tenemos que elevar el nivel de vida del ciudadano para que la ciudad sienta los cambios que la revolución le está dando a la nación.

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